Mi experiencia como médico.

COLUMNA: Rosaura Juárez, Médico Medicina General

       En mi experiencia todo este tiempo desde que comencé la universidad a los 17 años cada día en la carrera de Medicina ha sido un sin fin de nuevos conocimientos e ideas que siendo tan joven ya sabía lo que quería y hasta el día de hoy tengo clara mi dirección.

    Fueron 7 años de estudio desde el 2014 que me fui a estudiar a la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos (UNERG) en el estado Guárico a 8 horas de mi ciudad natal Barinas. Desde allí comenzó mi historia de vivir sola y hacer mis deberes por mí misma a crecer como adulto.

   La medicina no solo ha marcado un antes y un después en mi vida si no que me ha dado la oportunidad de ser mejor ser humano y sentirme bien conmigo misma ya que graduarte y ser una profesional me hace feliz y, aparte de todo, me ha abierto las puertas en muchos aspectos de mi vida.

   Siempre desde pequeña tuve la sensación de que quería ser Médico para ayudar a muchas personas, y hoy en día, ya con 25 años siempre ha sido mi meta, sin desviarme del camino sigo en pie para lograr ser una de las mejores dermatólogas que puedan existir. Tengo la seguridad que para mi lo imposible no existe, todo lo que desees y te esfuerces en lograr llegará en su debido tiempo.

    Poco a poco estoy forjando mi futuro ahora aquí en Chile un país hermoso que me ha aceptado tal cual soy y me ha abierto las puertas para crecer, gracias a Chile. No ha sido fácil desprenderme de mi país Venezuela, pero todo es para mejor y sé que algún día no muy lejano voy a lograrlo y me voy a sentir extremadamente satisfecha por tantos años de estudio y lágrimas que solo alguien que haya vivido algo parecido a estudiar y trabajar fuera de casa lo puede entender mejor.

   Ser médico no solo es tratar y curar al paciente como piensa la mayoría de las personas. Hay algo más profundo dentro de ello, y es sentir el dolor ajeno, es ponerte en el lugar de un ser humano que quiere sanar y buscarle la mejor solución que exista para que se sienta mejor.

  Imaginar que detrás de ese ser humano doliente hay familiares que esperan y piden a Dios que mejore. Es complicado de entender; porque puede que nos veamos fríos y directos, pero siempre guardamos nuestras emociones para no parecer débiles ante situaciones que ameritan ser inexpresivos.

   Por eso muchas veces la gente juzga nuestra actitud sin saber que dentro de ello no se imaginan lo que sentimos por cada paciente y si, nos duele saber que aunque hayamos hecho hasta lo imposible por sanar la dolencia muchas veces el resultado no es el esperado.

     Al final de todo… Después de la tormenta siempre sale el sol, siempre hay un nuevo día lleno de oportunidades donde puedes recibir buenas noticias y hacer que la salud del paciente haya mejorado. Así como decía Hipócrates padre de la medicina.. Donde quiera que se ama el arte de la Medicina se ama también a la humanidad y otra frase a resaltar: Haz un hábito de dos cosas: ayudar; o al menos no hacer daño.

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